SOBRE EL PROYECTO
La historia detrás de la historia
Esta historia de la fábula empresarial se remonta a muchos años antes de que fuera escrita.

Todo comenzó en 2015 cuando acababa de concebir mi proyecto de investigación Intelecto Empresarial. En aquel entonces, me acosaba día y noche la pregunta de ¿por qué solo 3 ó 4 de cada 10 emprendedores llegan a su décimo aniversario empresarial? efectivamente, estos números difieren y varían de un país a otro y de un sector a otro, pero la tendencia general sigue siendo notablemente pronunciada. Entonces, me fijé como objetivo: descubrir la razón que explique la alta "tasa de mortalidad empresarial" en el mundo del emprendimiento.

Albert Einstein escribió: "No se puede resolver el problema en el mismo nivel en que se creó. Tienes que elevarte por encima de él al siguiente nivel".
Si ese es el caso, ¿dónde está exactamente ese siguiente nivel, el que nos permite resolver el problema? Esa pregunta exacta y precisamente sirvió como trampolín para mi investigación en 2015.

Completé la primera etapa de la investigación a mediados de 2021 y, en base a mis descubrimientos, escribí "Incógnita Empresarial: Expandiendo los Límites de la Mentalidad Empresarial", obra publicada por Alpina Pro, una editorial rusa líder en literatura empresarial.

Durante el transcurso de mi investigación, mientras trataba de sistematizar y clasificar esta gran cantidad de material, también compilé una lista de los estereotipos y de las concepciones erradas más "comunes" en el mundo empresarial, que a menudo conducen al fracaso.

Esta lista de factores sirvió como trama y marco para La Búsqueda de Goshio el pez dorado: una fábula fabulosa y empresarial.

¿Por qué una fábula empresarial?
Con el objetivo de popularizar ampliamente los resultados de mi investigación entre los emprendedores, esforzándome por hacerlo fuera de los círculos académicos, llegué a la conclusión de que la mejor ruta sería expresar estas ideas a través de una alegoría.

Utilizando imágenes e ideas creativas, podría entonces ingresar a la tierra de la atención e imaginación del lector para transmitir los conceptos a los emprendedores de una manera que sea fácil de comprender y recordar.

Una historia fascinante, llena de metáforas, comunicaría las ideas a la audiencia mejor y más rápidamente que las tediosas listas de "qué" y "por qué" – tal fue mi forma de pensar. Y, en efecto, esto resultó ser cierto en la práctica.
Otra razón por la cual elegí el género de las fábulas fue porque "cambia o alterna" el pensamiento lógico de los empresarios, aquel que les resulta tan familiar y conveniente, por un pensamiento poco ortodoxo que se encuentra fuera del campo de la lógica. Esto tiene mucho sentido para mí.

Este es exactamente el tipo de mentalidad que necesitamos para trabajar con tareas empresariales. Después de todo, la esencia de tal tarea es la interacción con los clientes, que es innatamente un trabajo que tiene que ver con la creatividad, no con la lógica.

Una fábula combina la conciencia con cosas fuera de la conciencia, el reino de la razón con extensiones más allá de la razón, el mundo de las imágenes con universos de sentimientos, esas emociones tan profundas experimentadas por una persona.

Le permite a los emprendedores cambiar su punto de vista respecto a la situación, observándola desde la distancia, se podría decir, para alcanzar una nueva mirada u otra perspectiva respecto a un determinado problema que enfrentan.

Mientras se lee una fábula, el lector asume el papel de un observador que puede contemplar las acciones y la vida de los personajes desde el exterior, sin intentar resolver sus propios problemas de la manera habitual y estereotípica.

Observando los acontecimientos que ocurren en una fábula desde este nuevo punto de vista, pueden descubrir ideas bastante inesperadas, sorprendiéndose a sí mismos. Esta perspectiva les permite reconocer formas o maneras no convencionales de escapar de un callejón sin salida en el que podrían encontrarse, formas o maneras que antes parecían estar ocultas. Incluso me atrevería a decir que esta mismísima capacidad, la de observar el problema desde un nuevo punto de vista, es la definición propia de la creatividad.

La mirada o el punto de vista sobre el emprendimiento está determinado exclusivamente por la cosmovisión de QUIEN se dedica a esta actividad.

La lógica de cada persona depende del punto de vista que se adopte con respecto a un problema.

Los conceptos de correcto o incorrecto dependen del punto de vista.

Casi todo en nuestras vidas está determinado por el punto de vista. Todos tenemos una opción, siempre.

Podemos construir nuestros propios modelos del "Mundo del Emprendimiento", ya sea con dispositivos artísticos o con métodos científicos.

La ciencia se caracteriza por un tema de estudio bien conocido y bien definido, por la lógica generalmente conocida de un determinado tema y por los medios ya existentes para resolver los problemas relacionados con este tema.

¡Nada de esto existe en el arte!

Y este es el origen del principal conflicto en el seno del emprendimiento: el conflicto entre el problema y los métodos para solucionarlo. Son incompatibles en casi todos los casos. Por su naturaleza, el emprendimiento está mucho más cerca del arte y la creatividad que de la ciencia.

Podemos observar que, en las fábulas o los cuentos de hadas, la trama se desarrolla de manera tal que le permite al lector visualizar o imaginar diferentes escenarios que le exigirían encontrar soluciones a tareas muy específicas.

Este enfoque hace posible encender la creatividad del lector, alentando a la persona a pensar fuera de la caja estereotípica de resolución de problemas y encontrar soluciones en un nivel alegórico, al estilo de una fábula, soluciones que luego pueden trasladarse con éxito a la realidad empresarial.

Aquí hay otro factor importante por el cual elegí el género de la fábula: las tareas planteadas deben resolverse en el marco de la fábula y su trama. No son problemas reales que la persona enfrenta en tiempo real y que consumen toda su atención como un agujero negro.

Además, una fábula puede centrar la atención del lector en ciertos factores significativos, pero también "sutiles". Por ejemplo, según una leyenda fabulosa, Genghis Khan desterró a un comerciante que intentó venderle mercancías al gran emperador. Sin embargo, otro comerciante distinto que le ofreció regalos fue recompensado diez veces. A diferencia de un producto en venta, que es impersonal, un regalo siempre simboliza amistad y una actitud amable.

Claramente, las fábulas pueden llegar a los rincones más profundos de nuestros sentimientos y emociones.

Nuevamente, en este sentido, podemos encontrar una gran gama de analogías dentro del mundo del emprendimiento. Creo que hoy en día el concepto de emprendimiento está cada vez más entrelazado con los conceptos de creatividad y de arte. En el arte, al igual que en el emprendimiento, no se puede separar el "Quién" del "Qué" al juzgar ciertas actividades o acciones. No se puede comparar el realismo con el cubismo, simplemente se tiene que elegir uno. En el arte, el pintor maneja brochas y pinturas, el escritor se torna hacia la magia de las frases y las palabras, el músico evoca notas y acordes. Los emprendedores tienen ante sí mismos una paleta de percepciones de valor – cómo los clientes perciben sus productos y servicios. Sin espectadores, oyentes ni lectores (en otras palabras, sin público), nada de esto tiene sentido, así como el emprendimiento carecería de sentido si no hubiese nadie participando en la interacción.

Esta es la idea clave tras el concepto de intelecto empresarial: encontrar nuevos significados y nuevos valores para clientes actuales y futuros.

Por lo tanto, mi fábula no es una excepción: traté de encontrar nuevos significados y valores para mis lectores.